Las personas que ya tienen confianza para desplazarse entre el tráfico pesado de motor pueden encontrar en los carriles exclusivos para autobuses un entorno adecuado para pedalear. De hecho, para este tipo determinado de ciclista urbano, los carriles bus pueden ofrecer muchas ventajas respecto a un carril de tráfico convencional.

Sin embargo, para la gran mayoría que no pertenecen a este grupo, compartir espacio con los vehículos grandes como autobuses es profundamente desagradable. Es más, debido a su tamaño y peso, los autobuses representan un peligro real para quienes pedalean.

Asimismo, la naturaleza de parada y arranque de viajes de autobús no es compatible con la velocidad constante en bicicleta, que se traduce en una situación de "salto de rana", donde la persona en bicicleta supera al autobús en las paradas, es decir, el autobús tiene que tratar de pasarlos entre las paradas. En otras palabras, los autobuses adelantan a las personas en bicicleta, y viceversa.

Si un gran número de la población opta por ir en bicicleta en los carriles bus, el sistema de autobuses sería inviable, ya que los autobuses se retrasarían por tener que adaptar su velocidad a la de las bicis – por lo que el ciclismo en los carriles bus no es una solución realista a largo plazo para el ciclismo.